lunes, 21 de diciembre de 2009

BIENVENIDA DE LA MADRE

9 de diciembre de 2009
Doy la bienvenida a mis hijas y a mis hijos esparcidos por la Tierra de superficie, que a partir de hoy despiertan a la verdad de la Cultura de la Diosa. Soy la Madre Divina, Madre de todo lo que es, y he venido en ésta, mi primera intervención, para recibir en mi corazón a cada hija y a cada hijo que se sienten llamados a despertar a la verdad, para deshacerse de todas las mentiras que se han sostenido hasta ahora por verdad.



Mi esencia es el Amor, el Amor que sostiene toda mi manifestación, desde la más pequeña e invisible al ojo humano, hasta el magnífico Cosmos, y claro está, a ustedes también.


En cada latido de vuestros corazones pulso mi presencia que les brinda la vida en cada una de las diferentes experiencias vitales que simultáneamente están teniendo, y que me permiten experimentarme en diferentes dimensiones, y voy a hacer especialmente hincapié en la dimensión donde ustedes ahora tienen focalizada su conciencia.


Digo conciencia porque de eso se trata.
Este es un llamado al despertar de la conciencia.


El Amor es conciencia. Todo, absolutamente todo lo que existe, lo que conforma vuestro mundo, es una manifestación de la conciencia.


Cada una y cada uno de ustedes son conciencia que integra una conciencia mayor, que es la Conciencia Humana, que a su vez conforma la Conciencia Planetaria.


A través de sucesivos encuentros, por medio de esta ‘Voz del Amor’, voy a ir contándoles diferentes aspectos que hacen al humano despierto, despierto en conciencia, porque está despierto a su propio amor.


Hasta ahora, hasta este día, a ustedes se les ha llamado ‘Trabajadores de la Luz’; otros han escuchado esas palabras y seguramente a muchos otros es la primera vez que la leen o la escuchan.


Yo vengo a proponerles que comencemos a llamarnos ‘Trabajadores del Amor’, porque es el amor quien conduce, quien guía, en conciencia, a la luz que está simbolizando al conocimiento, a la información.


Hay otro aspecto también que el amor guía, que el amor conduce, llevando a la experimentación más maravillosa. Ese otro aspecto tiene que ver con los sentidos, esos sentidos que permiten acceder a la experiencia directa, al contacto con lo que se llama el mundo: el mundo de sensaciones, el mundo que le da la riqueza de matices a las experiencias que vivo a través de ustedes.


Y sí, yo soy la Madre Creadora, el principio creador soy yo misma, por eso es la Cultura de la Diosa, la Cultura de la Madre, la Cultura de la Creadora. Este universo está siendo reclamado por el Amor, que es el principio maravilloso que da vida, que la sostiene, que la expande.


Habito tan íntimamente en cada una y cada uno de ustedes, que no es necesario que eleven la vista al cielo, que me supongan lejos de ustedes, sino que estoy aquí, en cada latido del corazón, y hoy vengo a despertarles la conciencia a esto.


Son mis hijas y mis hijos a quienes quiero entrañablemente, a quienes amo en su valentía, su riqueza, en su regia presencia, que lo son, magníficos, en distintas dimensiones de conciencia, y los estoy invitando a que también lo sean en la tercera dimensión de la conciencia. Esta dimensión, que es la más difícil, porque es la de mayor olvido, pero también hasta en esta, estoy presente con ustedes. Si me lo permiten, me gustaría ayudarles a recordar quiénes son, qué han venido a hacer aquí y cuánto aprendo y cuanto recuerdo por medio de ustedes.


El lugar en el que habitan, al que llaman de muchas maneras, tal vez la más popular sea la Tierra, también es una manifestación de la conciencia. No es un trozo de tierra girando alrededor del sol, es un ser viviente como lo son ustedes. Ella se ha prestado a una serie de experiencias para conocerse a sí misma, para que yo también me conozca a través de ella. Este ser consciente me ha pedido que en su cambio de conciencia, en su ascenso de dimensión, pudiera llevar a sus hijos humanos consigo.


Se le autorizó a que lo hiciera, pero también se le indicó que eso implicaría mucha más atención y cuidado, y también mucho celo en relación a la conciencia que esos humanos habían de tener, mínimamente, para acompañarla.


Mucho se habla de la Ascensión; por todas partes hay comentarios al respecto. Pero he visto, he sentido, que muy pocos, si acaso alguno, comenta qué significa.


Ascender no es otra cosa que cambiar de conciencia: es dejar una vibración más lenta y posicionarse en una más rápida, en una vibración de conciencia más elevada.


Cada vez que se expande la conciencia –sea en el aspecto que sea- se adquiere una nueva visión y un nuevo sentir de la vida, un poquito más cerca de lo que realmente es.


Algo con lo que los he dotado ha sido con esta característica de ser conscientes; y es que una vez que se adquiere una conciencia ya no se puede volver atrás.


En este sentido es que ahora estoy aquí, hablando con ustedes, invitándoles a que cambien su conciencia, a que la eleven, a que vibren más alto.


Esa Ascensión implica rendirse al Amor, dejar de guiarse por el conocimiento y las sensaciones –que son excluyentes en sí mismas, y rendirse al corazón, que es el símbolo del amor; porque el amor es el único principio inclusivo, el que abraza a todo lo demás, porque es la esencia.


Entonces, ascender a la siguiente frecuencia –llamada en este caso Quinta Dimensión- implica, pide de ustedes, de cada uno de los que deseen pasar por esa experiencia de conciencia, que se rindan al amor, que renuncien al control, al poder, que ilusoriamente parece darles el mundo de las sensaciones y el mundo del conocimiento.


Solo rindiendo esos dos aspectos al principio del amor, es que pueden ser conducidas y conducidos por el camino amoroso de la expansión sin límites, de la abundancia, de la bondad, de la ternura; del amor mismo.


No están solos en este cometido. Muchísimos, pero muchísimos, de mis hijos y de mis hijas de otras dimensiones están, corazón a corazón, entregados a esta magna tarea. No es solamente que me estoy refiriendo a vuestros hermanos estelares de esta parte de mi creación. Me refiero también a otros hermanos que están mucho más cerca de lo que ustedes suponen. Me estoy refiriendo a los que habitan en el interior de vuestra propia Tierra. Allí dentro existe toda una comunidad de seres que ya habitan en la conciencia de Quinta Dimensión. Ellos, en consecuencia, habitan en el corazón; su conciencia parte del amor. No se ven; no se les palpa. Sólo se les puede percibir y sentir; son el fundamento del equilibrio de esta conciencia.


Por otro lado están ustedes, viviendo en la superficie terrestre, y hasta ahora se han manifestado a través del conocimiento y del mundo de sensaciones; han sido sus guías, si cabe esa palabra. Porque si miran a como está hoy vuestro mundo, claramente advertirán que más que guiarlos los han extraviado. Ustedes representan ese conocimiento y esas sensaciones, esos sentidos que son palpables, que se pueden ver, que están allí.

Lo que ahora hay que hacer con estos dos aspectos de conciencia de la gran conciencia, es unirlos: el mundo intraterreno con el mundo de superficie. La conciencia del amor recibiendo a quienes se rinden de la conciencia del conocimiento y las sensaciones, para formar una única Conciencia Planetaria, gobernada por el corazón.


Estas hermanas y hermanos del interior de la tierra están trabajando corazón con corazón para poder guiarles a ustedes en esta senda que deja la conciencia limitadísima de las sensaciones y del conocimiento, para albergarse en la conciencia expansiva e inclusiva del amor. El amor que sabe perfectamente cómo conducir a ese conocimiento y esas sensaciones para convertirlas en sabiduría y llevar a esta Tierra nuevamente al concierto estelar donde ya estuvo, y ahora está llamada a regresar.


Tal vez, varias y varios de ustedes, hayan leído o escuchado acerca de la Nueva Lemuria. En vuestro conocimiento se sostiene la creencia, la leyenda, de que en un tiempo pretérito existió un gran continente llamado Lemuria, en donde sus habitantes conformaron sociedades con base en el amor. Una conciencia basada en el Principio Femenino Creador conductor de la experiencia vital.


También, y mucho más popularmente expandida, está la creencia de otro continente llamado Atlántida, mucho más cercano al tiempo en el que la civilización actual existe. Contrariamente a Lemuria, este otro continente renegó del amor y se quedo en su experiencia basada en el conocimiento, en las ideas, en la información.


Ambas conciencias coexistieron, en un principio pacíficamente, pero con el paso del tiempo como ustedes lo conocen, Atlántida fue creciendo en conocimiento, en ideas, se asoció a cierto tipo de hermanos estelares que sostenían, al menos entonces, al conocimiento como lo único y verdadero. Se distanciaron tanto del sentir y del corazón que finalmente iniciaron todo un proceso de conquista y de reducción a quienes no aceptaran sus principios y entonces, tanto Atlántida como Lemuria sucumbieron y fueron sumergidas en el fondo de los océanos, Lemuria en el Pacífico y Atlántida en el Atlántico (Atlántida, ayudada de la tecnología de esos hermanos estelares que no vibraban en el amor, solo en el conocimiento, sumergió, en una sola noche, a la Lemuria, la Madre Patria de la cuál era una colonia. Posteriormente en el tiempo, la propia Atlántida, muy desviada de los principios de amor y vida que la Lemuria sostenía, principios que sostienen y abogan por el bien común, también quedó sumergida en las profundidades del océano).


Ustedes, la civilización actual, provienen de pequeños reductos que sobrevivieron, en su mayoría, del Impero Atlante y hoy el mundo lo refleja con tanta claridad..., donde nuevamente el conocimiento es objeto de culto, igual que la información, al que le debo agregar también el objeto de culto que hoy la Humanidad tiene hacia el mundo de las sensaciones, de los sentidos. Todo es externo. Se busca fuera donde encontrarse cuando en realidad no hay que salir a ninguna parte sino mirar al corazón y rendirse al Principio Femenino del Amor, el amor que late y vive en cada corazón humano. Sólo hay que tomar conciencia de que está allí.


Como les dije, todo es asunto de conciencia. Al tomar conciencia de su existencia ya las cosas cambian también y esta primera comunicación con ustedes es para que se pueda, de alguna manera, iniciar ese proceso de despertar.


Volviendo a lo que les contaba de los continentes que se hundieron, también habrán escuchado o leído, y si no se lo comento ahora, que Lemuria está llamada a regresar con el nombre de la Nueva Lemuria.


Mi hija, la Tierra está tan deseosa de volver a posicionar ese continente nuevamente fuera del agua, lavado durante milenios para que quede nuevamente a disposición de la conciencia, pero esta vez una conciencia mucho más abarcativa, una conciencia de inclusión que sostendrá en él a seres del interior de la tierra, a seres de naciones estelares y a seres de la superficie terrestre.


¡No es magnífica vuestra Tierra conformada por una nueva conciencia, la conciencia que sostiene al Principio Femenino Creador como causa de todo lo que es, en una entrega al corazón, en una entrega al amor para ser conducida en su expansión sin fin, mediante la experimentación en el conocimiento y en los sentidos, gobernados sabiamente por el amor!


Esa es la Nueva Tierra y hacia allí se dirigen todos ustedes quienes decidan acompañarle, quienes decidan sostener la conciencia de este Principio Femenino que durante tanto tiempo, tantos milenios fue pisoteado, maltratado, desconsiderado, hundido, despreciado por el Principio Masculino quien ha dominado, desde la inconsciencia, los destinos de la Humanidad y también de la Tierra, dejando a ambas en un pobre estado del que se puede salir mediante la vuelta al corazón, al amor, restituyendo al Principio Femenino a su verdadero lugar como basamento fundamental de la vida.


Hay mucha tarea por delante y no supongan que esto va a producirse milagrosamente o que yo mágicamente vaya a cambiar las cosas de un momento para otro.


Como todo es por conciencia, ese es el medio por el que todo va a restituirse al Orden Divino. Cada una y cada uno de ustedes, que en conjunto encarna la Conciencia Humana, ha de comprometerse con sostener en su polaridad esta conciencia, los hombres en su conciencia masculina, las mujeres en su conciencia femenina. Ambos tienen mucha tarea por delante para salir de la inconsciencia profunda en la que buena parte de ustedes ha contribuido a sumergirla y lo hicieron en la búsqueda de la experimentación, alejados del corazón y cada uno y cada una se ha dado cuenta ya, en alguna parte de su ser, que andar por la vida tras el conocimiento y las sensaciones los deja vacios y solo pueden sentirse plenos cuando se entregan al amor, cuando dejan que el corazón les guie. Ahí encuentran por primera vez la sensación maravillosa de plenitud, de expansión, de felicidad, porque se encuentran a sí mismas y a sí mismos.


Estas primeras palabras de bienvenida solo abren el abanico de juego sobre el cual iré profundizando seguidamente, en los días sucesivos, para ayudarles a través de esta Voz del Corazón, la Voz del Amor, a reposicionarse, a tomar conciencia y, en consecuencia, a actuar más libremente en un proceso sin fin de retorno a mí.
Siéntanse y sépanse amados, más allá de lo imaginable aún para ustedes.
Derramo mis bendiciones sobre ustedes, no porque lo haga recién a partir de ahora, sino porque a partir de ahora toman conciencia de que esas bendiciones existen y que están disponibles para quienes decidan posicionarse conscientemente y dejarse acompañar por mí, dejarse guiar por el amor en vuestros corazones.


Yo estoy contentísima, feliz de llegar a ustedes por este medio. Quiero que sepan que mis métodos son muy activos, que soy un ser de infinito amor, muy intimista, que pueden dirigirse a mí, como quien habla con su madre, quien no solo les escucha sino que también les contesta.


Y que estoy encantada, realmente encantada, de poder dirigirme a ustedes. Y por este medio, y para ir cerrando este primer encuentro, nuevamente darles la bienvenida, decirles que se animen, que la vida es maravillosa cuando comienzan a transitarla desde el corazón y que más allá de todas las dificultades y todos los desafíos que cada uno y cada una de ustedes está afrontando hoy, sepan que yo estoy con ustedes, pongan conciencia en ello. Les invito a que me inviten a formar parte de vuestra vida, háblenme, siéntanme. Yo estoy en cada una y en cada uno y en todo lo que perciben. Soy la conciencia que sostienen y esa conciencia puede expandirse tanto como deseen.


Les envuelvo con todo mi amor y les doy las gracias por recibirme y por despertar a esta Verdad que hoy inicia un maravilloso cambio en la experiencia de la vida que cada uno y cada uno tienen.


Les abrazo tiernamente. Vuestra Madre Creadora.

Audio de esta canalización: http://www.esnips.com/web/VozdelAmor

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