sábado, 15 de mayo de 2010

HIJAS MÍAS: DEJEN DE INTENTAR SALVAR A LOS HOMBRES Y DEDÍQUENSE A FLORECER A QUIENES SON






Después del bello y emocionante mensaje que nos ha dado el Custodio del Contacto Santo con la Naturaleza - que nos ha hablado sobre la importancia de vivir en el Presente para poder percibir la Vida que nos rodea en toda su magnificencia, en especial en los hombres, que al vivir más en su mente, viven en el pasado y no en el Presente del Sentir, del Corazón-, Igneón y yo nos hemos quedado hablando de la situación del hombre en general, de la inconsciencia que tiene por cómodo, por no comprometerse con la Vida, por no derribar los muros que ha puesto en torno a su corazón para no sentir, por miedo a lo desconocido, pues el sentir requiere rendición y no se sabe 'a priori' el camino a seguir; se sabe según se va caminando- he percibido a la Madre Divina muy grande (normalmente no la percibo así aunque lo sea) como abrazando a la Naturaleza magnífica que teníamos delante de nosotros.



En estos últimos días me ha reiterado que deje de lado ya el ordenamiento de los hombres inconscientes que no se comprometen verdaderamente con su sanación, con su ordenamiento interior, porque esta tarea no tiene fin y no tiene ya mucho sentido y me dedique más a florecer y a ayudar a quienes -hombres o mujeres- se comprometan verdaderamente a aprender el arte de la impecabilidad para volverse santos y poder pasar a la Nueva Tierra, ya que LOS TIEMPOS APREMIAN y cada uno ha de volcarse en poner orden en su casa interior.



Igneón y yo estábamos apreciando la belleza del entorno y dando las gracias por una Creación así, tan espléndida y magnífica. Estábamos viendo un lago, desde lo alto del Cerro Otto, con una perspectiva magnífica que nos hacía relativizar los problemas y la densidad que se vive en la 3D, es decir, cuando se baja más a la base, a ras de tierra, donde está viviendo toda la gente en una preocupación malsana, con una mente potente, pero triste y aburrida, y con un sentir casi inexistente.



Después de Tiskali, que aunque joven, se le sentía totalmente armonioso y santo, cordial, sencillo, pero tremendamente masculino, con una masculinidad bella, casi desconocida en este plano, Igneón me decía que como hombre se entristecía por el estado acomodaticio de muchos hombres que no sabían reconocer la ayuda de la Mujer Sagrada para ordenarse. Una ayuda que él sentí muy necesaria.



Hemos visto un cóndor, planeando magníficamente en las alturas, alturas desde donde tiene una magnífica visión de conjunto, la misma visión que da el sentir, que da el Amor que en esencia somos. Amor que todo lo ordena y hacia el que vamos incuestionablemente, por lo que rápidamente hay que aprender a sentirnos cómodos en él, hombres y mujeres, pero sobre todo los hombres, que no se rinden para aprenderlo, intentando imponer ellos las normas, las condiciones en un terreno que desconocen casi por completo.



Eso es lo que le está pasando a Wilmer-Raj, que ha decidido dejar su sanación con nosotros, porque no se rinde al sentir, ya que para él el Amor es de una manera. No acepta el Amor como se manifiesta, sino que lo quiere de la forma que él desea que sea.



Desgraciadamente esta actitud ante la vida la tienen muchos hombres y en ese no rendirse, arrastran a muchas mujeres que desean ayudarles a aprender el lenguaje del sentir, perdiéndose ellas también en el intento.



La Madre Divina ha sido muy clara: no hay tiempo que perder en ese intento, la Tierra está a punto de ordenarse y cada cuál, hombres y mujeres, ha de ordenar su propio interior, sin parasitar al otro.



Este 'parasitar' es mucho más común en los hombres hacia sus compañeras, porque muchas veces terminan por no crecer ellos, ni dejan crecer a sus compañeras, pues las ven amenazantes y repletas de una Vida que ellos se niegan a si mismos, por estar separados de su sentir y quien lo está, está muerto, aunque siga andando por la calle.



Es tiempo de ir hacia el interior. Es tiempo de empezar a vivir la propia vida, de 'salvarse' uno mismo, porque ese es el ejemplo que incitará al otro a emprender también su propia salvación.



Es tiempo de FLORECER. La mujer ha de florecer primero, ha de despertar totalmente a la Mujer Sagrada que la habita, para después ayudar a florecer al hombre que también quiera hacerlo.Para eso necesita honrarse a si misma, dedicarse todo el tiempo y la atención que necesita, sin desviarla hacia quien realmente no quiere su ayuda por tener una actitud de desidia, holgazanería, comodidad y falta de compromiso.



La Madre ya lo ha dicho bien alto y claro: ANÍMENSE A SER AQUELLO QUE YO SOÑÉ PARA USTEDES, PORQUE TIENEN LA CAPACIDAD, ANÍMENSE A SER QUIENES EN VERDAD SON.









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